sábado, 20 de junio de 2015

Marruecos: El país que me cautivó (Parte 1 de 2)

Amigos una disculpa adelantada porque serán un par de posts largos, aún y cuando no me gusta hacerlo así, no sé ni por donde empezar a escribir así que si se aburren, pueden ver namás las fotos jaja.

Creo que ya muchos saben de mis aventuras en este país, pero pocas veces he compartido el por qué me enamoré de este sui generis lugar del mundo. Todo empezó con un simple “Y si vamos a Marruecos?” de mi ex, la verdad Marruecos no había estado en mi radar viajero, pero sí tenía claro que durante mi estancia en España, tenía que cruzarme al continente africano. Marruecos cobró fuerza en los planes dada la cercanía y facilidad de volar desde Madrid y que además es relativamente barato.

Fue en el mes de Mayo del año 2011 cuando abordé un avión Madrid – Marrakesh. Esa primera experiencia por falta de tiempo (y dinero) sólo sería tres días en esta ciudad marroquí, pero con eso me bastó, fue amor a primera vista…

Después de un par de horas de vuelo temprano y por la diferencia horaria, estábamos ya instalados en nuestro Riad sobre el medio día. Cabe resaltar que la onda en Marrakech es quedarse en un “Riad”, que son antiguas casas que ahora están adaptadas para recibir turistas. Tienes muchas ventajas hospedándote en riads, la primera es que estás dentro de la Medina (Parte interna de la muralla), es decir, en lo mero bueno. Fuera de la muralla puedes encontrar algunos monumentos, museos, etc. pero básicamente es el Marruecos nuevo, el de los Mcdonald´s, las tiendas de marca, los hoteles de lujo, a mi gusto el Marruecos no tan real. Un riad normalmente es manejado por mujeres de una familia local, si acaso el hombre de la casa está en la recepción o alguna tarea fácil, la mujer desafortunadamente en el mundo musulmán no tiene una buena posición dentro de la sociedad cómo en el mundo occidental. (Ya ven, cuídenos carajo!!)



Previamente ya había hecho una investigación sobre que visitar en la ciudad, así que sin guía y con mapa en mano nos dimos la primera escapada por el centro de Marrakech. Unos 38°C envolvían el ambiente, cuestión que se soluciona de dos maneras: con un jugo de naranja de la plaza (4 dirhams x vaso), o sentarte tranquilamente en un café a tomar una coca o un té de menta. 10 dirhams (moneda marroquí) equivalen más o menos a un euro para que se den idea del tipo de cambio y precios que mencionaré. Ese día fue mi primer contacto con la plaza Djeema Fna, la plaza central de Marrakech, era de día, por lo que lo único que pude ver fueron los puestos de jugos de naranja, uno que otro “encantador” de serpientes y poca gente caminando por la calle dado el calor. No tenía idea del cambio que pueda dar un lugar en tan poco tiempo, la noche es una locura en la plaza… entraré a detalles más adelante.


Ya era la hora de comer así que decidimos sentarnos en un cafecito de los que dan a la plaza. Estos cafecitos/restaurantes son considerados turísticos, por lo que son “caros”, pero puedes encontrar algunas cosas locales y también pizzas para los que no se quieran aventar a probar algo local. Pero al final una comida o cena no es cara, saldrá en unos 20-25 euros para dos. Antes de regresar al hotel nos dimos una rápida vuelta por la mezquita y su famoso minarete (torre), dio la casualidad que justo en ese momento empezó a sonar en toda la ciudad el llamado a rezar. A lo largo de toda la medina hay bocinas instaladas y suena una persona orando el Corán y eso quiere decir que ya es hora de rezar para ellos, sino mal recuerdo son 5 veces al día. Había gente entrando a la mezquita vestida de blanco (hombres) y mujeres de negro. Hombres tienen su entrada especial y mujeres por otro lado, desde luego no hay acceso para no musulmanes, pero el sólo hecho de estar ahí viendo a las mujeres con burka, hombres de blanco con un sombrerito peculiar, te da un poco de idea de lo que es esta religión, la primera vez que lo vives, como que no logras entender que sucede, se siente una vibra rara, no fea, simplemente diferente. Eso si, te sientes como bicho raro, ya que tu eres el extraño ahí, desde luego hay más turistas pero son los menos. Estaba obscureciendo por lo que decidimos ir al hotel a tomar una siesta antes de regresar a la plaza por la noche.



De regreso a la plaza en la noche, la locura total. Mi abuela diría que eso era un congal jajaja y se queda corto. Mucho ruido, motos pasando, muchos locales de comida (buenísimos), hay gente bailando, hay hombres con changos para que te tomes foto, víboras, hay peleas de box callejeras (con todo y apuestas), carteristas (poco disimulados), cero policía, algunos juegos como en una feria de aquí de México, y mucha, pero mucha gente. Nos sentamos a cenar en uno de los puestecillos de la plaza, prácticamente todos venden lo mismo. Sólo hay 3 tipos de puestos: los de la sopa de caracol (como la canción), si de esos caracoles panteoneros, los de la sopa de una mezcla rara de lentejas (de lo mejor que he comido en mi vida, neta) y todos los demás venden unas brochetas de carne, pollo, etc, muy coloridos, prácticamente todos venden lo mismo, y al mismo precio. Mi elección dentro de entre los muchos puestos fue simplemente porque un chavo de un puesto me gritó: Tu México, Jorge Campos!!, se ganó mi corazón jajajaja. Después de entrarle con singular alegría a las banderillas, decidimos dar la vuelta por la plaza, hay carritos que venden galletas, dátiles, etc. Desde luego niños pidiendo dinero, uno que otro borrachin (es un mito eso de que los musulmanes no toman, yo hasta unas chelas me eché con uno, detalles en la parte 2 jaja). Después de un rato de caos total, a dormir.






Cuál fue mi sorpresa que a las 5am mientras yo estaba plácidamente con Morfeo, comenzaron a sonar las oraciones en las bocinas de la calle, no jodan. Yo no sabía que a esa hora sonaba, era como la alarma sísmica pero en árabe. Por la mañana desayunamos en el riad, que es otra de las ventajas, ya que si bien no es el gran desayuno, te ayuda para cargar energía para unas cuantas horas. El desayuno se compone de un huevo duro, té de menta (una delicia), pan, una especie de crepa dulce, mantequilla y mermelada para untar, a veces te ponen dátiles y/o queso. Los desayunos los sirven en las azoteas de los riads lo cual te da una vista normalmente espectacular de la ciudad, un goce esos desayunos.

El día ya estaba “planeado”, tocaba ir palacio Bali, a las tumbas saadíes y al jardín de Majouralle, ah y al camello. Toda la arquitectura musulmana se me hace muy interesante, los detalles, las pinturas, etc. Todos estos lugares antiguos están llenos de este tipo de cosas. Después de recorrer los dos primeros lugares que están dentro de la medina, había que salir, ya sea caminando, en carroza o en taxi para ir al jardín de majoruelle. De ida decidimos ir en taxi y negociamos con ese mismo chofer que nos llevara a donde hubiera camellos. Cabe resaltar que en Marruecos sólo hablan árabe y francés, muy poca gente habla español o inglés. Es un poco frustrante luego darte a entender o viceversa. Después del regateo necesario accedimos a que nos llevara por la tarifa pactada, salimos de los jardines y nos llevó con uno de sus amigos en las afueras de la ciudad al camello, desde luego siempre te ven la cara de dólar o euro, siempre hay que regatear, siempre. De un precio de 60 euros por subirnos una hora, logré bajarlo a más de la mitad, pero si hay que ponerse loco porque son bien pasaditos esos muchachos. Y bien, está cool subirse al camello? NO, o sea está padre para la selfie, pero es más incómodo que andar a caballo. La próxima vez que vaya no sé cómo aguantaré el tour al desierto, son varias horas a camello… Ok ok, si es algo que tienes que hacer en la vida, pero no es como lo pintan.




De regreso al hotel y visita a la plaza por la noche, pero esta vez a uno de los cafés que tienen terraza con vista a la plaza. Estos muchachos si se manchan un poco, te venden un té o refresco por 30 dirhams, es como tu cover, ya si quieres comer o algo más pues es aparte, pero la verdad nadie come, más bien todos están viendo el atardecer y el pequeño caos de la plaza pero ahora desde arriba. Al otro día un par de visitas rápidas porque tocaba regresar a Madrid, después de un fugaz pero muy enriquecedor viaje. Creo que a partir de aquí fue como surgió mi gusto por viajar y conocer culturas diferentes a la nuestra.

Nunca me sentí inseguro, aún y cuando en todo el viaje vi muy pocos policías…
Te cansa un poco el hecho de que todo mundo te quiera sacar dinero, entiendo que vivan del turismo pero llega a ser desgastante. El acoso de los vendedores fue lo único que no me gustó del viaje. Hasta disfrutas el infernal calor jaja.

Continúa leyendo la parte 2...


1 comentario:

  1. Estás seguro que no fuiste a Iztapalapa???? jajajaja.

    Qué chido post mi Charlie. Saludos!

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