Amigos, continuando con mi relación con
Marruecos, ahora les contaré mi segunda visita al país. Sucedió el año pasado
(2014), en un viaje que hice para visitar a mis amigos españoles, con boda
incluida. La idea original era ir a Israel o Turquía pero justo cuando
empezamos a ver opciones, empezaron los bombardeos en la franja de gaza, por lo
que mejor decidí que me iría una semana a marruecos, ahora en compañía de mi
hermana. Esta vez teníamos más tiempo para aprovechar y por eso mismo quisimos
ver lo más posible del país. Volamos un Lunes temprano de Madrid a Tánger, la
ciudad más cercana a España. Desde la playa de Tánger puedes ver España,
incluso puedes cruzar en ferry (no lo recomiendo, detalles mas adelante). Pero
aún y cuando literal estas a unos cuantos kilómetros, la diferencia cultural,
étnica, religiosa, económica y de idioma, ya es palpable.
Sólo teníamos reservada una noche de hotel en
un Ibis porque la idea era buscar un tour por algunas ciudades los próximos 5
días. Grave error, se nos hizo muy fácil ir a la brava sin tener nada seguro
cómo si estuviéramos aquí en el DF o en alguna otra gran ciudad. Recorrimos
todo Tánger sin éxito, hacía un calor infernal y nosotros no teníamos nada
seguro para los días restantes, pasamos por muchas “agencias” pero lo único que
venden son pases para el ferry que cruza a España, boletos de avión o camión
y poco más. En plena frustración, mejor
decidimos comer algo y pensar con la cabeza fría. Casi derrotados caminábamos
ya sin esperanza alguna y pensando mejor en comprar un boleto de avión a otra
ciudad, cuando de pronto llegamos a un hotel y vimos que justo estaba llegando
una camioneta con turistas, preguntamos en la recepción si había tours o algo
así y nos dijo que esperáramos al guía del tour, que él nos podía explicar
mejor. Unos 20 minutos después llegó Abdul, el guía y dueño de esta mini
empresa de turismo.
Llegó como caído del cielo, un marroquí que
se cree europeo, con un casi perfecto español, nos preguntó qué es lo que
buscábamos y nos armó en 20 minutos un tour por los puntos más importantes de
Marruecos Tánger-Casablanca-Rabat-Marrakech-Tánger, por un precio “razonable”
(150 euros por día por persona, hoteles 4 estrellas, desayuno, cena,
transportación y guía exclusivo para nosotros en todos los lugares), es decir,
todo incluido, excepto 1 comida al día, tomen en cuenta que era verano y que
esos precios seguro hubieran sido menos si fuera otra época del año y sin la
premura que llevábamos, prácticamente no teníamos mucha opción, era eso o
seguir como judíos errantes. Más felices que cuando entré al aire acondicionado
del hotel y me tomé una coca cola, regresamos a descansar un poco y el resto de
la tarde / noche recorrimos la medina de Tánger, un poco menos atractiva que la
de Marrakech pero tiene su encanto.
Tempranito al día siguiente Abdul pasó por
nosotros en su auto, la verdad llegamos a pensar que no llegaría y que nos
había estafado, le habíamos dado un anticipo, pero no nos robó jajaja. Tomamos
carretera con destino a Casablanca. Entre Tánger y Casablanca hay un pueblo
pesquero que se llama Chaouen. La curiosidad de esta ciudad, además de sus simpáticos
habitantes, es que las casas son color blanco y azul, y es todo una serie de
laberintos que le dan un toque muy curioso al pueblo. y también pasamos rápido a montar un camello, again...
Después de unas pocas
horas y un coyotito, llegamos a Casablanca, Abdul nos había dicho que la ciudad
es fea y no hay mucho que ver, pero que valía la pena visitar la ciudad por la
Mezquita de Hassan II, que es la 3era más grande del mundo y la única de los
países árabes donde pueden entrar personas que no sean musulmanas. Y no sé
equivocaba el buen Abdul, la ciudad nada que presumir pero la Mezquita es de
esas cosas que te quitan el aliento. La entrada cuesta unos 5 euros, y hay que
esperar porque entran por bloques y cada bloque es dependiendo del idioma en el
que desees la explicación. Abdul nos esperó afuera, el recorrido es de un par
de horas pero todos y cada uno de los minutos adentro valen la pena, toda la
decoración literalmente desde piso hasta techo, simplemente de otro planeta.
Vale la pena esperar el tour porque te explican todo con lujo de detalle.
Después del recorrido nos fuimos directo a
Rabat, ya que no valía la pena perder la tarde ahí, era mejor ir hasta Rabat de
una vez. Rabat, es la capital y por tal motivo tiene muchas cosas que ver,
aunque la ciudad en sí no es muy bonita que digamos. Una vez instalados en el
hotel salimos a ver el Mausoleo de Hassan, es una locura, es muy bonito y es
impresionante el derroche de dinero que hacen, detalles en oro, mármol, etc,
tienen a dos personas de planta que leen el Corán todo el día. Después fuimos
al palacio real, no te dejan entrar, incluso es una mini ciudad a la cual no
hay acceso fácilmente, pero nosotros íbamos con nuestro guía Khalil, un tipo
cagadísimo, de unos 60 años, padre de 5 hijos (al menos so dijo) que hablaba
como 7 idiomas y cantaba canciones de los Beatles todo el tiempo. Él, por
alguna razón, tenía acceso para ver el palacio real. Por la noche Abdul nos
llevó al paseo marítimo, muy cotorro, como ya no hace calor en la noche, la
gente sale y es como una feria, muchos puestitos de comida, juegos para niños,
etc. La cena la hicimos en el que según es el mejor restaurante de Rabat, muy
coqueto ya que es un barco atracado en la orilla del mar, es más para ir en
pareja, es “romántico”, y además Abdul insistía en que hablara árabe y me puso
a interactuar con las mesas vecinas y con los meseros, desde luego fracasé en
el intento. Según Abdul, sin problemas pasaría por marroquí… me llamaba Abdul y
a mi hermana le decía Fátima… vuelta al hotel y a dormir porque nos esperaban
unas horas de viaje rumbo a Marrakech.
Esta vez mi regreso a esta ciudad fue
diferente, estaba hospedado en un hotel afuera la medina, tendríamos guías para
todas las visitas, etc. Llegamos a la hora de la comida y por por primera vez
en el viaje entramos a un McDonalds, aunque está súper raro que no haya
hamburguesas de carne de res jaja. Hacía demasiado calor y mejor nos fuimos un
rato al hotel y por la noche a mi amada plaza Djemma Fna. No había cambiado
nada, mismos puestos de comida, mismo calor, etc. Con la diferencia que ahora
que íbamos con Abdul, hasta apostamos en el box. Es mucho más fácil la
comunicación e incluso diría que el trato es diferente cuando vas con un local.
Al día siguiente y con guía nos fuimos a la mezquita, a las tumbas saadíes y
pues ahora todo cobraba más sentido con la explicación del guía, que no era tan
divertido como Khalil =( pero nos fue de mucha ayuda su explicación. Lo padre
de ir con un guía para ti solito es que puedes hacer cualquier pregunta que te
venga en gana y te va a contestar, así resolví un sinfín de dudas que tenía
sobre Marruecos, los musulmanes y todo.
Después de las visitas obligadas en
Marrakech, por la noche fuimos a un show que Abul nos había platicado toda la
semana, ya nos tenía hartos, pero vale la pena, por 50 euros por persona te
llevan a una media hora de la ciudad a una “hacienda” marroquí, lo que era
antes un palacio ahora lo convirtieron en centro de espectáculos, es enorme,
unas 500 mesas calculo, muchos meseros, gente en trajes típicos, desde luego
está hecho para extranjeros, la comida está incluida y es un buffet sin fin,
cordero, cuscús, sopa, etc. Hay un show de caballos, nada del otro mundo pero
está cotorro el ambiente.
Al día siguiente tocaba el regreso a Tánger,
pero no sin antes pasar por algunas compritas. No se porque pero es como una
costumbre que tu guía te lleve a las tiendas de sus amigos. Por lo que ahí te
vamos a la tienda de tapetes, yo para que quiero un tapete? Son una belleza, y
es un gran trabajo artesanal, pero la verdad no son muy de mi agrado. Te tienes
que chutar la explicación de 30 tapetes, te dan té, en fin, te tiene ahí y casi
casi no sales hasta que no compras algo jajaja, obvio no queríamos comprar,
cuando nos vimos atrapados decidimos comprar alguno pero costaba 300 euros, no
traes efectivo? No te preocupes, aceptan todas las tarjetas, no tienes espacio
o no quieres pagar sobre peso? No te preocupes te lo mandan por DHL,
pfffffffff, pues total que al final cuando ya nos tenían hartos, rompí por
accidente el vaso del té… señal divina según ellos entonces “tuvimos” que
comprarles un tapetito, no sin antes regatearles más de la mitad del precio.
Después ahí te vamos a la tienda de medicinas, cremas, remedios caseros. No sé
cómo pero en algún momento una de las que atendía me quito mi playera para
darme un masaje jajaja, turistas entraban y salían de la tienda y yo sin
playera… ahí compre unos granos color negro que al momento que los pones en un
pañuelo y los remueves un poco, dan un olor a eucalipto y lo ocupan para
enfermedades respiratorias, te destapa la nariz bien padre.
Tocaba un viaje largo, así que a dormir y al
otro día vuelta a Madrid, sin embargo no teníamos contemplado el martirio que
iba a ser. Para no hacer la historia más larga, el regreso no sería en avión,
resulta que una de mis amigas españolas vive en Málaga y tenía muchas ganas de
verla, por lo que si regresábamos en Ferry a Algeciras, ella se podía acercar y
podríamos comer o tomar algo, después tomaríamos el AVE (tren de España) que en
tan solo 5 horas nos dejaría en Madrid para dormir y al otro día tomar el vuelo
de regreso a México. Pues oh sorpresa, cuando llegamos a la estación de ferry,
un caos total, mucha gente, filas inmensas y todo porque Abdul no nos dijo que
ese era el último fin de semana de verano y que la gente se regresa a España y
viceversa. Nos había dicho que no había problema con los tickets. Total que
decidimos formarnos en una de las taquillas y como dos horas de estar bajo el
sol, ver como se golpearon varias veces en la fila, ver como los empleados les
gritaban a las personas, etc. Logramos entrar a la oficinita, no sin antes
darme cuenta que ya no traía dírhams, ni euros… sólo dólares y justo antes de
entrar un letrero gigante que decía “ No credit cards” pffffffff. Me empecé a
preocupar y a pensar que nunca llegaríamos a Algeciras. Ya tenía los boletos
del tren previamente comprados, pero jamás lo lograríamos. A pesar de que hay 3
o 4 diferentes compañías de Ferry, era tal el caos y la cantidad de gente, que
te formaban en una sola fila y todos subían al mismo barco. Cabe señalar que
los marroquís no son famosos por oler precisamente muy bien y con ese calor,
pues bueno, nada divertido. Total que tomamos el ferry y llegamos a Algeciras
pero la hora del tren ya se había pasado y que creen? Ya no había trenes hasta
el otro día y estábamos a 700km de Madrid y mi vuelo a México salía al día
siguiente a las 10 de la mañana.
Por un lado me sentía más tranquilo de ya
estar en España y haber salido de Marruecos, pero por otro lado me preocupaba
no llegar al avión jajaja. Cambié mis dólares por euros en una casa de cambio y
me atendió un andaluz muy amable que noto mi estrés y me dijo: Pero que te ha
pasao tío?. En ese momento sólo teníamos dos opciones: rentar un carro y
manejar hasta Madrid (unas 7 hrs), que con dos semanas de viaje a espaldas
sonaba poco agradable pero era una opción, y la otra era ver si había autobuses
que llegaran hasta allá. Fuimos a la central de autobuses y por obra del espíritu
santo encontrarnos asientos para un bus nocturno que nos dejaría a las 6am en Madrid y de ahí en metro
al aeropuerto, una pena porque había quedado de ver a mi amigo colombiano para
cenar y quedarme en su departamento pero pues ya no se pudo (perdone parcero).
Lo bueno fue que logramos llegar, destruidos desde luego pero llegamos al
aeropuerto en tiempo y era hora de temirnar con estas dos semanas intensas de
viaje. Después les contaré que la semana previa a Marruecos estuve en Portugal,
porque merece la pena, pero esa es otra historia…
No sé si es una fijación mía pero las mujeres
marroquís son MUY guapas. Sus grandes ojos y extrañas facciones tienen algo,
que al menos a mí, me encanta. Obvio no todas, hay de todo como en cualquier
parte del mundo, pero tiene su encanto. El ver unos ojos color miel o incluso
verdes asomarse por la burka, da curiosidad. Además nosotros tenemos la idea
del prototipo árabe pero la realidad es que hay de todo tipo, güeros, blancos,
morenos y más morenos.
También cabe mencionar que como en todas las
religiones, hay niveles y están los más “extremistas” hasta los más “light”, no
todas las mujeres usan burka completa, hay chicas que usan sólo un pañuelo en
la cabeza y visten a la última moda. Los musulmanes si toman, con Abdul me bebí
varias cervezas en un bar donde yo era el único foráneo, cosa que anteriormente
no se permitía, es más, hasta vi gays en la calle, obvio no es bien visto, pero
los hay. Cabe mencionar que Marruecos es de los países más occidentalizados del
mundo árabe y por eso no es tan extremista la cosa como en Arabia.
Sólo como nota cultural, no hay perros… según
nuestro guía Abdul, el Rey casual los prohibió… en las calles puedes encontrar
gatitos, pero de ahí en fuera, ni un solo perro amigos.
Mención aparte tiene la comida marroquí, que
al ser en su mayoría musulmanes, casi no hay carne de res =( pero no se
preocupen porque de hambre no morirán. Desde sopas de caracoles hasta cordero,
hay una gama de platillos de los cuales mencionaré los que más me gustaron:
Sopa de sobras: Así la denominé, aunque
espero fielmente que no sea de sobras jajaja. Es una sopa de lenteja mezclada
con fideos o alguna otra sopa de pasta. Lo que le da la peculiaridad a esta
sopa son los dátiles que le ponen al guisarla, le da un toque medio dulce y es
lo más barato que podrás encontrar en la calle (4 dirhams = 40 centavos de
euro) y por la mezcla pesada, quedas lleno con un solo tazón y está muy cotorro
compartir la banca con otros marroquís, en su mayoría gente pobre ya que como
ya mencioné es lo más barato que pude ver.
Sopa de caracol: No mentiré, no le entré a
esta sopa, igual por un módico precio de 4 dirhams usted se lleva un tazón
lleno de un caldo y caracolitos panteoneros cocidos. Safo!!
Cuscús: Es una especie de cereal como el arroz,
sólo que redondo y más pequeño. Básicamente no tiene sabor y más bien sirve
como base para poner encima otras cosas, como verduras o pollo. Con algo encima
sabe bueno, la combinación hace que la comida sea más neutral. En el show de
Marrakech, te daban el consomé del cordero y se lo ponías encima al cuscús, muy
bueno.
Tajine: Tajine es cualquier guisado que se
prepare dentro de una vasija de cerámica en forma de cono, que lleva el mismo
nombre. Puede llevar pescado, verduras, pimientos, o prácticamente cualquier
cosa que se les ocurra.
Kebabs: pues si amigos, la tierra del kebab,
la verdad no me tocó ver muchos locales pero si hay. Creo que hay más Don
Erakis aquí jaja. Los pocos que llegué a probar desde luego muy buenos y la verdad
muy parecidos a los que puedes encontrar por acá.
Shawarma: Misma modalidad del kebab sólo que
es como un burrito en vez de una torta.
Té de menta: La bebida nacional por
excelencia, una delicia, además te quita el calor.
Pescado: Dado que casi todo el territorio es
costa, hay mucho pescado, especialmente en las ciudades costeras. Lo hacen de
diversas formas con verduras, algunos condimentos o simplemente asado.
Cordero: Venden costillas o por ejemplo en el
show que fuimos en Marrakech lo hacen al horno, o sea básicamente como
barbacoa!!
Si alguien necesita el contacto de Abdul,
avísenme tengo su whats, de hecho me escribe bastante seguido pa cotorrear.
Sin duda alguna volveré a Marruecos J
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